Después de tres semanas en Meki me he
encontrado con un día y medio libre. Momento en el que no dudé para hacer una
visita a Awassa, la gran ciudad del sur de Etiopía.
Ya me habían comentado que era una ciudad que
estaba creciendo mucho y que era bastante bonita, mucho más verde las otras
ciudades de Etiopía. El caso que durante mi estancia aquí ya noto que el verde
que había en un principio se va tornando en amarillo y el ambiente es cada vez
más seco.
Así que ahí me tenéis, en minivan desde Zway
(18 personas metidas en una furgoneta en la que en cualquier sitio razonable
sólo hubieran entrado 9) y desde ahí hasta Awassa en bus.
Creo que no hay mejor manera de conocer un
país (sea cual sea) que visitando sus mercados (o supermercados) y viajando en
sus transportes públicos. Un blanquito, un “farengi” entre una marea de etíopes
morenos. La atracción de muchos. El blanco de bromas fáciles de los más
listillos… Pero merece la pena!
Durante el viaje pude poner imagen a los
sitios donde podrían vivir muchos de los niños que vienen a la clínica. Casas
de adobe-barro, con techos de ramas y hojarasca, con un terreno alrededor en el
que una barrera de cactus o cualquier otra planta podría servir de límite y
protección para algunos peligros en la noche. Entre otras cosas te explicas
porqué vienen esos niños tan llenos de polvo y suciedad.
La ciudad que descubrí me gustó mucho: calles
anchas, muy limpias en comparación con otras ciudades de la zona, con mucha
zona verde, ambiente muy agradable por la calle, con gente pacífica paseando un
sábado por la tarde, divirtiéndose con los amigos… un sitio perfecto para
desconectar un poco de toda una semana de vorágine!
A la mañana siguiente (y tras una gran tormenta y varios apagones
de toda la ciudad durante la noche) me dirigí al lago que da nombre a la
ciudad. De nuevo gente paseando “de-domingo-por-la-mañana”, niños y jóvenes
jugando o pescando o simplemente tomando un refresco… Un remanso de paz en el
que pude disfrutar de lectura y contemplación un buen rato.
…Y de nuevo vuelta a la realidad: estación de
autobuses, espera cercana a las dos horas para que saliera un bus de vuelta…
calor, gente apelotonadas en el bus, joven que simula una convulsión, “farengi”
que trata de atenderlo pero que pasa del chaval cuando ve que simula, etíopes
del autobús que se solidarizan con el joven simulador y le dan dinero porque no
tiene con qué pagar el viaje (curioso que montara el espectáculo anterior)…
Cosas que te pueden pasar en cualquier viaje por aquí!
Y volver al remanso de paz y alegría del
proyecto “Let the children have home”.
3 comentarios:
Jajajaj me alegra ver que te queda tiempo para disfrutar y transmitirlo con el aje que te caracteriza. Ahora he sonreído con la historia, sobre todo saber que no sólo aquí usamos la picaresca...
no tienes fotos de los 18 en el bus?
Mae mía con tu tamaño, tan clarito y rodeado de morenotes delgadillos.
Carmen Nav
jajja pues sí que tendría que poner la foto, jjjjjj
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