domingo, 28 de octubre de 2012

Un fin de semana especial


Este fin de semana hemos tenido trabajo extra. 

Dentro de los programas que tiene la fundación Pablo Horstmann, se encuentra el de apoyo de niños de la zona que son huérfanos de uno de sus progenitores. Era necesario darles a conocer la clínica y hacerles un examen de salud a todos ellos y, como entre semana es absolutamente imposible verlos a todos, decidimos que este fin de semana (fin de semana largo por ser festivo nacional el viernes) los íbamos a ver a todos.

Para ayudarnos en las revisiones en esta ocasión hemos tenido la inestimable ayuda de los niños mayores del orfanato. Unos tomando los datos, otros pesando y midiendo, otros traduciendo y otros organizando a los que van llegando para que no hubiera problemas de turnos (aunque eso aquí no tiene demasiada importancia, o eso al menos me parece a mí, lo importante es que se les vea, la paciencia aquí a veces alcanza cuotas impensables en otros sitios en los que estoy acostumbrado a trabajar!). La verdad que lo han hecho estupendamente y su disponibilidad no tiene precio. Cada día que paso aquí pienso en lo que alguien me comentó cuando llegué: el futuro del proyecto y todo lo que conlleva lo tienen los niños (y los ya no tan niños) que van creciendo aquí y sienten esto como suyo. Ése es el futuro del proyecto.

El caso: que tras la mañana del viernes viendo niños del programa de malnutrición, por la tarde nos esperaban 40 chavales y otros tantos el sábado por la mañana, por la tarde y el domingo por la mañana… Decidimos hacer un esfuerzo y hacer este trabajo en nuestro tiempo libre.

El resultado: de los primeros 80 niños que estaban previstos ver en los dos primeros tramos sólo han venido 50… pero lo peor es que ayer sábado por la tarde nos dejaron totalmente tirados… no vino ni uno!! Y esta mañana: cero patatero!! Conclusión: de casi 200 niños previstos, han venido 50.

Desde mi visión occidental es un “tocamiento de moral”. Al hablar con el organizador de esta actividad… me dice que no sabe nada… como si la cosa no fuera con él… Pero aquí estamos los “farengi” y los niños esperando a que a alguien se le ocurra venir!!

Éstas son las situaciones que a veces te toca encontrar aquí… y hay que saber llevar!! 


Ecuador


Ecuador de mi estancia aquí. Dos semanas. La mitad. Y aunque suene a tópico, se me está pasando el tiempo volando.

La valoración hasta este momento es inmejorable. Mucho trabajo, pero eso ya lo sabía antes de venir para acá! Montones de niños por la mañana, montones por la tarde. Sábados especiales con los que vienen al programa de malnutridos, urgencias con niños que se abren la cabeza o con heridas profundas en cualquier parte de su cuerpo… Éste es el día a día aquí en Meki!

Creo que tanto Gonzalo como yo estamos conectando bastante bien con el personal de la clínica. Nuestro lema, aunque pueda parecer utópico: la perfección. La perfección en la atención a los niños, la perfección en la preparación de las cosas y de los programas que se están llevando para adelante. Repito: quizá se trate de una utopía, pero si no nos ponemos un objetivo como ése, no creo que se puede mejorar día a día.

No os podéis imaginar lo complicado que es a veces tratar de inculcar una disciplina de trabajo a la gente local… sobre todo cuando saben que en otros centros de salud de la zona todo el personal está durante horas brazo sobre brazo. Es el ambiente en general… otra cultura, otra forma de ver la vida, otra forma de ver el trabajo… pero a mí me cuesta mucho, desde mi visión europea, que no se hagan las cosas como se deben hacer.

Muchos días dejamos un rato al final de la mañana o de la tarde para hacer evaluación de cómo se han hecho las cosas. Maneras de ver el trabajo, formas de comunicación, orden en la sala de trabajo, situaciones que tienen que ser supervisadas, triaje de los pacientes al llegar por la mañana o por la tarde… Creo que estos momentos son muy importantes para tratar de transmitir lo que se pretende con esta clínica. Hay mucho potencial en cada uno de ellos, pero tenemos que intentar sacarlo de dentro.

Hay mucha vida y mucho futuro en este lugar para dejar que sea un simple y corriente lugar.

martes, 23 de octubre de 2012

La noche


Perros ladrando… pero muchos!

Y de vez en cuando como un par de aullidos, más agudos… algunos lo describen como risas… son hienas. 

Las hay en gran cantidad por aquí cerca, y  si no fuera por la valla que circunda el terreno del proyecto, tendríamos unas desagradables visitas a menudo. Aquí son temidas y no es raro encontrar en la carretera principal alguna muerta en el arcén. Arrasan el ganado y de vez en cuando tenemos noticias de ataques a humanos. Es el enemigo público número uno por estos lares.

Pero no todos son ladridos (que repito, son muchos!), los grillos, algún sonido que procede de la carretera al sur al pasar algún camión y algún ave nocturna termina de aderezar el sonido de la noche…

Y quietud.

Y tranquilidad.

Mucha tranquilidad. Paz, salir un rato y observar el cielo que en esta época del año esta claro y plagado de estrellas. Contaminación lumínica aquí? Ja!

La noche es muy especial en Meki.


Un día en Meki


Siete menos cinco de la mañana.

El despertador suelta su cantinela habitual… pero en esta ocasión no me encuentro en Málaga. Estoy en Meki! Me desperezo y veo que fuera hace un sol espléndido… y es que en Etiopía casi todo el año amanece a las 6 y anochece a las 6 (por eso lo de tener un horario propio en el que las 00h AM son nuestras 6 de la mañana y las 00 PM nuestras 6 de la tarde.


El caso es que después de una ducha rápida, un desayuno a base del fuerte café etíope y de pan, nos vamos a la clínica, que está dentro del propio recinto del orfanato. A las 8 (nuestras 8) empezamos con la tarea… ya se arremolinan un montón de gente, los 25 primeros que han dejado entrar en el recinto y que son posiblemente los que más han madrugado. Gente que han podido caminar dos o tres horas por caminos de tierra y hasta arriba de polvo en esta época del año aquí. Voy con Meheret, Misrat (las dos enfermeras etíopes que están esta semana en la clínica) y con Gonzalo (enfermero español que está en el proyecto durante dos meses) para ver los casos que se nos presentan y priorizarlos. Por lo que llevo visto hasta ahora, aquí puedes encontrar desde la el típico catarro sin demasiada importancia hasta heridas de 6 meses de evolución que están a punto de gangrenar una extremidad… muchas veces no hay punto medio… por eso es tan importante este momento!

A partir de aquí y hasta las 13 horas (salvando un descanso de media hora a media mañana) niño tras niño, madre preocupada tras madre preocupada… La verdad que se pasa volando!

Un descanso de una hora para comer (inyera, arroz o lo que se tercie en el día) y de nuevo a la clínica a las 14h. Nos espera una tarde en principio hasta las 5, pero que generalmente se prolonga hasta las 6, justo cuando empieza a anochecer… La gente tiene que volver a sus casas y nosotros a la zona reservada para los voluntarios del proyecto.

Un rato con los niños del orfanato… más de 35 en el momento actual… desde los 2 años hasta los 16, cada uno con sus cosas, su carácter… pero todos con ganas de juego o charla. Son muy especiales, un auténtico tesoro… y un rato de desconexión al terminar el día.

A continuación tareas administrativas y de repaso del día… malnutridos, casos especiales del día… antes de cenar a eso de las 8 (aunque parece ya media noche) un rato de lectura, mirar emails y a la cama, que mañana será otro día!!

martes, 16 de octubre de 2012

Verde


Verde.

Verde en lugar de marrón. Verde amarilleando, verde oscuro, algunas zonas más claras… casi siempre verde. Eso es lo primero que me ha llamado la atención en cuanto entraba en territorio de Etiopía volando.

Después de un retraso de más de 24 horas, me encuentro aterrizando en Addis Abeba. Esa ciudad que parece que no tiene fin, con sus atascos, con edificios mucho más altos… con el progreso  que parece que traen los chinos de la mano…

A la salida del aeropuerto me encuentro con Mar y Jorge, geniales como siempre y tan acogedores. Y tras el reencuentro con ellos y con un auténtico café solo etíope, seco, amargo y duro, ponemos rumbo a Meki.

Caos en las carretera, con adelantamientos de infarto, alguna hiena atropellada en el arcén… pero en esta ocasión con el fondo verde que deja ver que la estación de lluvias no ha debido de ser mala. Mucho teffe, el cereal rey por estas zonas, ya casi en la época de la recogida y amarilleando en algunas áreas. Lagos llenos con agua a rebosar, muchas plantas acuáticas, pájaros y vida por todas partes.

Ésa ha sido la bienvenida que Etiopía me dio al volver a reencontrarme con ella dado esta mañana.


De vuelta


Hola a todos/as de nuevo!!

Como muchos ya sabéis, decidí tomarme un respiro al día a día y durante un mes he vuelto a Etiopía. En concreto a Meki, a unos 130 km al sur de la capital Addis Ababa. En esta ocasión para participar de un fantástico proyecto de la Fundación Pablo Horstmann “Let the children have health” (dejad que los niños tengan salud).

A pesar de que en principio tenía pensado sustituir este blog por el de “Un pediatra por el mundo”, pensé que el hecho de volver a Etiopía (con lo que ello supuso como experiencia vital para mí) merecía que retomara este otro… y aquí me tenéis de nuevo!

Estoy de vuelta…